Para evitar enfriarnos durante el trekking, no paramos a comer (apenas picoteamos un poco de chocolate)
Así que al volver al campamento, nos lanzamos sobre la comida que habíamos transportado arriba y abajo toda la mañana: pan negro, paté, galletas, pasas, atún y sardinas con tomate, la mortadela alemana...
Después de recueperar fuerzas, cogimos la mochila, y de vuelta a Narsarsuaq.
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