Después de descender la montaña y cuando ya estábamos en las afueras de Igaliko, se puso a llover.
Antonio comentó que en la playa había mejillones de roca, que por lo visto allí no se los comen... Aprovechando que la marea estaba baja e ignorando la lluvia, fuimos recogiendo mejillones hasta llenar unas tres bolsas de basura.
En la foto puede verse como todos llevan de nuevo la ropa impermeable, y yo mismo tuve que tomar la foto tapando la cámara con la capucha del chubasquero...
Al final, los mejillones al vapor se sirvieron de cena.
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